Aquel poema que tanto me dolió

No sería una añoranza, ni siquiera unas lágrimas
No sería una despedida, sería una culpabilidad
No sería un hisopo, ni siquiera un día que no pueda perder
Debi enseñar una cúspide, aunque está lejos

Debo trabajar aún más, no fue suficiente
Siempre llore, llore, fuera pero llore
Aquel 23 de febrero
Todo fue tan vil
Tan sublime, tan tarde
Que no ví quien era
Solo sucedió aquel momento

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Fue una primavera, imprevista y desafortunada
Estaba cerca de unos árboles
Murallas que no eran transparente y solo me senté
Me senté a derramar cada lágrima ausente
Me senté a aliviar un alma en apuro
Me senté a conocerme
Y me senté a pensar, mi carrera está en la esquina

Era un diluvio sin riachuelo
Era un espacio solo para mí
Y libre un alma vacía
Todos tenemos un alma vacía
Y yo lloraba, hacía falta
Era una acumulación y solo vocifero
Es hora de seguir construyendo ….

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