Muralismo y memoria en la FILBo
Los indígenas nasa y muralistas del norte del Cauca asistirán a la Feria Internacional del Libro de Bogotá, el próximo miércoles 26 de abril, para dar testimonio de cómo el arte le cambió la cara a un pueblo que sobrevivió a más de 700 ataques guerrilleros.
La jornada programada en el marco de la FILBo abrirá con una sesión de pintura de murales a las 10:00 a.m. en el Salón C de Corferias. En este espacio harán presencia 11 líderes nasa, más de 20 artistas y un par de jóvenes reporteros de la comunidad para dar testimonio sobre la experiencia vivida dentro de su territorio.
Durante el conversatorio “El saber pinta la memoria” los nasa y los artistas expondrán sus historias de vida. A su vez, se presentará una edición especial la revista Ya’ja, que se entregará a los asistentes, y se lanzará un especial web que recoge los testimonios y las imágenes de la Minga. Al final habrá una nueva sesión de pintura.
Memoria de un pueblo
Toribío fue uno de los municipios más golpeados por la guerra. Todo el norte del Cauca lo fue. Los actores armados se atrincheraron en esas montañas habitadas por indígenas nasa. Prueba de ello son las casas baleadas o destruidas y las historias de terror de las que todos fueron testigos. También los grafitis alusivos a las guerrillas: las caras de exjefes de guerrilleros están tatuadas en un altísimo número de paredes.
Los nasa, sin embargo, no han abandonado sus territorios. Casi todas las madres entierran el cordón umbilical y la placenta para crear un lazo entre sus hijos y el lugar donde nacieron. Muchos nasa creen que la fuerza de ese lazo, de ese ombligo, es la que los ha impulsado a buscar formas de quedarse. La resistencia de ese pueblo se nota en la Guardia Indígena, en los procesos de liberación de la madre tierra, en el ejercicio de la justicia propia o en la creación de medios comunitarios.
También se notó, en 2013, cuando se hizo la primera Minga Muralista del Pueblo Nasa. Decenas de artistas se reunieron a pintar murales gigantes en las paredes de Toribío. Era un acto de resistencia, una apuesta política. Las pinturas se oponían a la guerra y exaltaban la cosmovisión nasa. Una de las más famosas, estampada en las ruinas de una casa destruida, dice “Menos bazuca, más yuca”. Pintar murales fue una respuesta a los grafitis de los armados, un acto de soberanía y una forma de darle un nuevo aire al territorio.
A finales de 2016, paralelo a los últimos días del proceso de paz con las FARC, se hizo una nueva Minga Muralista. Artistas nacionales e internacionales participaron en la creación de casi 50 murales más. Antes de pintar, los mayores nasa prepararon a los artistas: hubo talleres donde les enseñaron su cosmovisión, su contexto político y se hizo un ritual con los guías espirituales. Hubo también charlas, cineforos, conciertos y capacitación para jóvenes reporteros. En toda la actividad, que fue apoyada por el Centro Nacional de Memoria Histórica, participaron alrededor de 300 personas. Su consigna fue contundente: “Toribío no es como la pintan, sino como nosotros la pintamos”.
Mayor información con Juan José Toro: juan.toro@centrodememoriahistorica.gov.co
Celular: 3013754677.
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