SOLTAR PARA RECIBIR
Hoy pensé en una anécdota personal que me hizo creer una vez más en la veracidad de la teoría que dice que para recibir debes soltar, en este caso, mi impaciencia.
Resulta que hace muchos meses he estado inconforme con el lugar en el que vivo, quería un cambio, renovar, decorar diferente, como dicen los expertos del Feng Shui: “mover las energías”. El apartamento se había puesto en arriendo o venta pero no se había podido concretar ninguna de las propuestas.
Pasaba el tiempo y al no tener el resultado esperado mi paciencia y motivación fueron mermando, algunas veces me sentía decepcionada e impotente porque creía que no dependía de mí y que mi labor era la de esperar que la situación se pusiera a mi favor.
Suelo ser muy rápida con las decisiones, pero la vida misma me ha enseñado con los años que “de las carreras sólo queda el cansancio”, así que sobre esta situación en particular que me estaba agotando emocionalmente decidí un día que no determinaría mi estado de ánimo y felicidad y que no importaba si vivía en un basurero (cosa que gracias a Dios no ha pasado y espero que no pase) mi palacio interior era el que realmente importaba y si de acciones se trataba, yo conociendo lo que había que hacer como Coach, pues estaba decidida a adecuarlo de tal forma que lo viera y lo sintiera diferente y así no le delegaba el asunto al destino ni a nadie más que a mí, tomé responsabilidad.
Con esta nueva mentalidad y actitud frente al hecho, automáticamente mi cabeza parlanchina se detuvo y mi corazón tuvo una luz de esperanza y calma para aceptar las cosas como paso a paso se van presentando y adivinen qué? Cuando solté enseguida ocurrió lo que llamo el “milagro”: al siguiente interesado en el apartamento le encantó y dijo Sí, es más, días después otra persona también lo quería y Voilá!!! Llegó lo que tanto había deseado.
La lectura que hice de este acontecimiento personal es que todo llega cuando debe llegar, no antes, no después, sólo que el tiempo parece más largo y angustioso cuando enfocamos toda nuestra energía en esperarlo contra viento y marea, y con esto no estoy diciendo que dejemos de hacer lo pertinente para obtenerlo, sino en CREER que será posible y mientras sucede valoremos y seamos felices con lo que ya está.
Nuestra creencia nos puede limitar o nos puede expandir, de cada uno depende qué forma de vida nos hace bien: la ira y desesperación ante lo no obtenido o la aceptación y valoración de lo que tenemos. Elige!!!
Espero tus comentarios y opiniones a mi correo felizcomobeatriz@gmail.com
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