Las Letras de Miguel

El dineral calvaría

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Era una mañana sólida, un sol espantoso que azotaba a la ciudad de Maracaibo, iban en un taxi, una señora paraguaya llamada Sandra, iba a recorrer la ciudad para conocerla y le pidió al taxista que le hiciera el favor de llevarla a conocer, había solicitado el taxi a través de Di Di, una aplicación para taxistas, en ese momento se sube al taxi, y sale rumbo al centro de la ciudad, Sandra estaba ansiosa por conocer la Basílica de Chiquinquirá, una iglesia que acoge a la Virgen Chiquinquirá, en ese momento llegan a la plazoleta principal y ella ha dejado su bolso en el taxi.

En ese momento el taxista sale a toda velocidad, había revisado el bolso de la paraguaya y tenía más de 500 dólares en efectivo, se escapó, iba a rumbo desconocido. Todavía la señora Sandra no se había percatado, el taxista no estaba y la señora seguía tomando fotos y ella lucia reluciente. Al darse vuelta, se da cuenta que ya el taxista no estaba y ella verifica la cuenta DIDI, para verificar el número de placas del automóvil y el número del teléfono del taxista, lo que ella no sabía que el número de placa no coincidía, pero si podía distinguir el número de teléfono.

–Vine a Venezuela a conocer las principales ciudades y termino robaba, exclamo la paraguaya-

Acude a un centro policial que esta algunas cuadras y hace la denuncia, ella explica que camino alrededor de la plazoleta y no veía por ningún lado al taxista, había dejado su bolso junto con un dinero y sus cosas personales, mencionaba que no le importaba el dinero, quería recuperar más que todo su documentación. En ese momento los policías llaman al número que aparecía en la cuenta del taxista en DIDI, no contestaba, marcan unos minutos después, y van nuevamente a la plazoleta.

–Señora allí se encuentra unos taxistas, verifique si uno de ellos es- le indica uno de los policías a la paraguaya-

Ella revisa a cada uno y al final de recorrer todo, era el taxista que la había recogido en el hotel cercano al centro de la ciudad y él le explica por qué se fue repentinamente.

–Es que mi mujer me llamo y requería de mí, no tenía dinero para el almuerzo y como vivo por milagro norte, solo iba a estar unos minutos fuera, aquí están sus cosas intactas- le respondió a Sandra el taxista, ella confía en la palabra del hombre y solo sube, la lleva directamente al hotel-

Sandra al llegar a su habitación, revisa y encuentra toda la documentación intacta, el dinero estaba incompleto, faltaba 100 dólares.

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